28/2/11

Ioana Pârvulescu, “Regreso al Bucarest de entreguerras”

Regreso al Bucarest de entreguerras (Întoarcere în Bucureştiul interbelic),
2ª edición, Bucarest, Humanitas, 2007, 348 p.,
ISBN 978-973-50-1659-3.

La célebre fórmula de David Lowenthal, “el pasado es otro país”, puede ser leída de modo casi literal en Europa del Este: el comunismo de estado reescribió de modo orwelliano el pasado o bien lo borró por completo. Únicamente a partir de 1989 fue posible que las naciones poscomunistas descubrieran su verdadera historia y, de hecho, el libro que ahora presentamos se inscribe en esta recuperación apasionada de la memoria social. El periodo de entreguerras es, para la mayoría de los rumanos, una “edad de oro”, así como un “pasado aprovechable”, pero la nueva mitología histórica y cultural debe complementarse con una mirada crítica y profesional, no exenta de algún que otro toque de nostalgia. Y esto es justamente lo que nos ofrece Ioana Pârvulescu, partiendo de una serie de materiales documentales, pero logrando distanciarse de ellos con talento literario: una colección de fragmentos de la vida pública, de la vida amorosa y de diferentes estilos de vida, una pequeña historia de la transición de una modernidad incompleta a un modernismo a la vez mimético y radical.

Ioana Pârvulescu (1960) cursó estudios de rumano y francés en la Universidad de Bucarest, donde posteriormente se doctoró. Durante siete años se desplazó diariamente a su centro de trabajo para ejercer de profesora, una experiencia típica de su generación, cuya evolución normal se ha visto obstaculizada por el régimen comunista. Desde 1990, y al igual que muchos de sus compañeros, es simultáneamente profesora universitaria, escritora, articulista, redactora en la prensa cultural, editora de colecciones e intelectual de la vida pública rumana.

Bibliografía selectiva

Holgazaneando con un ojo abierto (Lenevind într-un ochi), 1990 (poemario).
El alfabeto de las damas (Alfabetul doamnelor), 1999.
Prejuicios literarios (Prejudecăţi literare), 1999.
En la intimidad del siglo XIX (În intimitatea secolului 19), 2005.
Traducciones del alemán y francés. Coautora de manuales escolares.


«Bucarest es el “Pequeño París” de la Rumanía unificada y empieza a convertirse casi en la “Pequeña Nueva York”. La gente del periodo de entreguerras disfruta sonriente de las cafeterías, sentada en torno a la mesas que inundan las aceras, mirando a los paseantes, igual de sonrientes, que han salido a dar un paseo sin ninguna preocupación. Llevan sombrero y guantes, saben saludar, besarle la mano a una dama y se desplazan en limusinas. No tienen nada mejor que hacer que acudir al teatro, a la piscina con olas artificiales del Hotel Lido o hacer una escapadita a Balcic o a Sinaia, París o Londres o, tomando el barco o el avión, cruzar el charco. Las avenidas se han llenado de rascacielos, sus casas son cada día más cómodas, tienen radio y radiador, gramófonos y libros franceses; tienen tiendas con un género traído directamente de las grandes empresas de París, tienen tiempo para ir al sastre y también hay confiterías llenas de delicias turcas y chocolate, cines con aire acondicionado, gemelos de oro y flores en el ojal. Están contentos. Son inteligentes, creadores, capaces de realizar construcciones en casi todos los planos vitales: casas y novelas, prendas de vestir y peinados, películas y transporte en común. (...) Los jóvenes son una generación potente, despierta, activa, vital, que se entrega y exprime al máximo sus vidas. Las mujeres tienen por primera vez independencia, son elegantes, irradian encanto, están presentes en el mundo de los hombres y sus nombres aparecen en las portadas de los libros que los hombres escriben. La vida política es democrática y normal, la Constitución de 1923 se respeta y, desde los arrabales hasta Palacio todo es hermoso y discurre con normalidad. (…)
Preocupados únicamente por vivir el instante, los enamorados se hacen preguntas vitales como “al besar la mano de una dama, ¿debes inclinarte sobre la mano o, por el contrario, hay que llevarla hasta los labios?. Si te encuentras a una dama, ¿esperas que ella te tienda la mano o eres tú el primero en tenderla? Si estás con tu prometida o con tu esposa en un local público y también con una amiga de esta y en ese momento entra una floristera, ¿a cuál de las dos debes comprarle flores o a cuál debes ofrecérselas antes? ¿Cómo hay que extraer de la boca los huesos de las aceitunas cuando estamos sentados a la mesa? Te has encontrado por la calle con un amigo y con su amiga y los acompañas un rato. ¿A qué lado debes ponerte? Estas son las preguntas a las que los hombres deben responder cuando se enamoran, para poner a prueba la elegancia de sus maneras, dado que cualquier desliz bien puede costarles el amor, porque, en los años 20, el amor y la decencia eran directamente proporcionales. (...) Esta es la parte llena del vaso, si pensamos en la vida de entreguerras, pero también existe otro punto de vista.
Bucarest es una ciudad balcánica, con gente perezosa e incapaz de hacer gran cosa, gente desorganizada que acaba llevando al desastre a la Rumanía unificada. Mientras la burguesía se pasa las horas en los cafés, lleva gemelos de oro y flores en el ojal, el obrero trabaja de sol a sol y vive con la permanente amenaza del desempleo y de la pobreza. Las convenciones sociales son inútiles y asfixiantes y la gente educada oculta sus verdaderos sentimientos tras una hipocresía difícil de aguantar. ¿De qué vale perder tanto tiempo en el sastre? ¿Para qué saludar quitándose el sombrero? ¿Qué sentido tiene pasear por la Avenida de la Victoria y asistir a las pasiones que se desatan en el Teatro Nacional? El mundo está mal hecho y nadie intenta cambiarlo. Los creadores y los escritores son superficiales como artistas y, como personas, están llenos de defectos hasta el límite de lo soportable...».

Fuente: Instituto Cultural Rumano Madrid

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